El constructivismo en la enseñanza – aprendizaje: efectividad en las interacciones
El documento “Análisis de los procesos de enseñanza y aprendizaje mediados por las TICs: una perspectiva constructivista” de César Coll, Teresa Mauri, Javier Onrubia plantea definir y comparar los diferentes elementos de calidad que se dan en la enseñanza y el aprendizaje desde entornos educativos mediados por TICs vistos desde el constructivismo.
El constructivismo se apoya en la actividad mental para la producción de conocimiento desde las interacciones entre profesores y alumnos, el contexto y sus contenidos. De aquí la importancia de resaltar como desde esta corriente se prioriza el concepto de interacciones que permiten que en el aprendizaje escolar se genere “un proceso de cambio interno en las representaciones mentales del alumnado sobre los contenidos objeto de enseñanza y aprendizaje” (p48) que se sostiene en el mismo cambio dado a partir de las dinámicas comunicativas y lingüísticas dadas entre los profesores y alumnos.
El Triángulo Interactivo
El proceso de interactividad es una herramienta determinante en el proceso educativo. Este hace especial énfasis en las diferencias y complementos que surgen a partir del proceso de interacción que se da entre sus actores (alumno que aprende, contenido objeto de aprendizaje, profesor que ayuda a la construcción de significado), y variables que se dan en esta relación, tales como son la interactividad pedagógica, interactividad tecnológica, uso previsto y uso efectivo de las tics.
Estos actores conforman el llamado Triángulo Interactivo en el cual se concreta con la interactividad “entendida como la articulación de las actuaciones de profesor y alumnos en torno a una tarea o contenido determinado”. (p49)
Dentro de las dinámicas del Triángulo Interactivo el alumno aporta al acto de aprender “una actividad mental de carácter constructivo”, (p49) que le permite apropiar los saberes objeto de enseñanza y aprendizaje elaborando su propia versión de estos mismos saberes.
A su vez, el profesor tiene la responsabilidad de “guiar la actividad mental del alumno”, (p49) para que pueda desplegar una actividad constructivista que genere significado y sentido, buscando resultados acortes a los saberes estructurados culturalmente.
Importante entonces analizar el papel de estos dos actores. Por un lado, el alumno construye y apropia conocimiento a partir de su entorno y los diferentes ambientes de aprendizaje a los que pertenece. Por otro lado está el docente quien más que guiar, apoya y acompaña al estudiante en ese descubrimiento que hace permanentemente, con un esfuerzo por anclar esta creación del conocimiento a la estructura cultural en la que se encuentra inmerso.
Aquí hemos visto la principal discusión que hemos tenido en clase. Hasta qué punto el alumno inserto en un ambiente de aprendizaje busca realmente esa construcción de conocimiento e igualmente también que tanto logra el docente al ¿apoyar esa generación de significado y sentido? La discusión está abierta.
Interactividad deseada vs Interactividad real
Del documento entonces podemos ver que la clave está en el proceso de interactividad que se da a partir del ajuste continuado y sistemático de la ayuda (acompañamiento del profesor) y que tiene en cuenta las necesidades del estudiante (individualidades del alumno).
El concepto de ajuste a la ayuda en este contexto se caracteriza entonces por su heterogeneidad y particularidad en cada caso de alumno. Como lo plantea el mismo documento, no hay recetas perfectas para la interacción: “no es posible delimitar un conjunto de formas, métodos, estrategias o actividades de enseñanza que, siempre y en toda situación de enseñanza y aprendizaje pueden considerarse como maneras mejores y más potentes de ayudar al aprendizaje de los alumnos”. (p50)
Concretamente, esta interactividad se da por la influencia educativa que se genere en los procesos de los actores del “Triángulo Interactivo”, y las formas como los profesores ajustan los procesos de ayuda educativa de los docentes y su enfoque hacia el proceso constructivista de conocimiento de los alumnos.
Surge entonces otro interrogante frente al proceso de enseñanza – aprendizaje y es que la influencia educativa se da en la particularidad, lo que nos lleva a comprender que en comunidades enmarcadas en ambientes de aprendizaje lo estándar y general puede ser lo deseado pero no es lo que realmente impacta.
Interactividades: entre lo que se diseña y lo que se logra
Actualmente, valorar la calidad del proceso de interactividad en la enseñanza-aprendizaje implica evaluar como las TICs lo median y, eventualmente, lo transforman y optimizan. Así entonces, tal valoración se hace realmente analizando el uso pedagógico que docentes y estudiantes hacen de estas herramientas tecnológicas en los diferentes procesos mediados entre los componentes del Triángulo Interactivo.
Lo más destacado de esta evaluación se da al ver como no se limita a medir los efectos de la enseñanza apoyada en TICs (el qué se aprende) sino que se enfoca en su uso real (el cómo se aprende) y en el contexto de la práctica educativa: formas de uso, naturaleza de las tareas, retos para los alumnos, organización de los recursos, autonomía, reflexión, etc.
Y enmarcada en este análisis, encontramos entonces una diferencia importante: entre la interactividad pedagógica y la interactividad tecnológica. La primera hace referencia a la incidencia del diseño instruccional que guía el proceso de enseñanza y aprendizaje en la misma estructura de interactividad. La segunda analiza la incidencia de las características tecnológicas presentes en el entorno o contexto de la estructura de la interactividad. A su vez la interactividad pedagógica.
A su vez, esto nos abre entonces el concepto de interactividad potencial e interactividad real. La potencial define las formas de organizar y prever el diseño de la interactividad (diseño tecnológico, diseño pedagógico). La real depende de las interpretaciones que los participantes hacen de estos diseños, las formas efectivas como se dan las interactividades.
En este apartado entonces aparece otro componente: no solo es importante tener en cuenta la individualidad entre nos actores del Triángulo Interactivo, sino también que hay diseños y objetivos deseados para mediar sus dinámicas, pero la interacción real es definida por el uso que los participantes hacen de esa planeación. Eso es entonces que quizá el docente busque que el alumno de sentido y significado a lo que aprende (interactividad potencial) pero el alumno puede aplicar y tomar lo que necesita de esta interacción (interactividad real).
La selección de una tecnología para la implementación de un escenario de aprendizaje debe tener en cuenta factores que van desde los contenidos, hasta la experiencia docente sobre los "estilos" de aprendizaje del estudiante, teniendo en cuenta además, las diferencias entre ellos y la posibilidad de pensarlas más allá de un repositorio de contenidos y entrar en la era 2.0, donde nos convertimos generadores.
ResponderEliminarLas nuevas Tecnologías conforman un gran desafío tanto para los estudiantes como para los docentes. Nos enfrentamos a lo desconocido, Las nuevas tecnologías avanzan tan rápidamente que no se alcanzan a formar parémetros o ejemplos a segir cuando ya debemos estar pensando en nuevas estrategias.
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